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Sfondo del paragrafo

SEÑOR, ¿qué QUIERES QUE HAGA?(según TC 5-8)

Sfondo del paragrafo

Una noche Francisco fue visitado en un sueño por el Señor..

(5) Pocos años después, un noble de Asís se preparó con armas militares para marchar a la Pulla a conquistar dinero y honor. Cuando lo supo Francisco, quiso irse con él; aspiraba a ser armado caballero por un conde de nombre Gentil (cf. LM 1,3 nota); para ello se vistió de las ropas más preciosas que pudo, de suerte que, aun siendo más corto en riquezas que su conciudadano, le aventajaba en que era más largo en prodigalidad. Cierta noche en que cavilaba, completamente embebido en sus pensamientos, acerca del cumplimiento de sus propósitos y ardía en deseos de emprender el viaje, fue visitado por el Señor, que, viéndolo tan ansioso de gloria, lo atrae en visión hacia ella y lo ensalza hasta su cumbre más alta. Durante el sueño de aquella noche se le apareció un personaje que lo llamó por su nombre y lo condujo a un palacio, de una hermosa esposa, amplio y magnífico, lleno de armas militares, tales como relucientes escudos y otras piezas, que pendían de los muros, trofeos todos de glorias militares. Y, admirando gozosamente en silencio qué podría ser eso, preguntó de quién eran armas tan relucientes y palacio tan hermoso. Y tuvo por respuesta que todo aquello más el palacio era suyo y de sus soldados. Al despertarse por la mañana, se levantó con especial alegría, pensando a lo mundano -como quien no había gustado todavía plenamente del espíritu de Dios- que con todo esto debería ser honrado como un príncipe magnífico. Y, juzgando la visión como presagio de bienandanza, se determinó a hacer el viaje a la Pulla para ser nombrado caballero por el referido conde. Tan inusitado era el gozo que le invadió, que producía admiración en muchos. A los que, extrañados de ello, le preguntaban por los motivos, les respondía: «Sé que he de llegar a ser gran príncipe».

La nobleza del alma y su corazón generoso, le han merecido la visión nocturna..

(6) Ya el día inmediatamente anterior a la visión mencionada hubo en él un rasgo de gran cortesía y nobleza que se cree pudo acaso ser ocasión de la misma. Todos los vestidos elegantes y costosos que recientemente se había hecho los había regalado aquel mismo día a un caballero pobre.

 

Señor, ¿qué quieres que haga?

(6) Luego de emprender el viaje y de haber llegado a Espoleto para continuar hasta la Pulla, se sintió enfermo. Empeñado, con todo, en llegar hasta la Pulla, se echó a descansar, y, semidormido, oyó a alguien que le preguntaba a dónde se proponía caminar. Y como Francisco le detallara todo lo que intentaba, aquél añadió: «¿Quién te puede ayudar más, el señor o el siervo?» Y como respondiera que el señor, de nuevo le dijo: «¿Por qué, pues, dejas al señor por el siervo, y al príncipe por el criado?» Y Francisco contestó: «Señor, ¿qué quieres que haga?» «Vuélvete -le dijo- a tu tierra, y allí se te dirá lo que has de hacer, porque la visión que has visto es preciso entenderla de otra manera». Cuando se despertó empezó a pensar con suma diligencia en la visión. Y así como en la primera visión había quedado como fuera de sí por la gran alegría y soñando en prosperidad temporal, en ésta, en cambio, se recogió todo él interiormente, maravillado de la fuerza de la visión; y con tal viveza la meditó, que aquella noche no pudo reconciliar el sueño. Luego que amaneció, alegre y sumamente gozoso se volvió a Asís a toda prisa, esperando se le declarara la voluntad del Señor, que le había mostrado estas cosas, y aguardando a que el mismo Señor le descubriera sus designios acerca de su salvación. Y, cambiando por completo de parecer, desistió de ir a la Pulla, deseoso de conformarse a la voluntad divina.

 

"¿Quieres quizás tomar una esposa?" "Soñaba de tomarme a la más noble, rica y bella"..

(7) Al cabo de no muchos días de su regreso a Asís, una tarde fue elegido por sus compañeros jefe de cuadrilla para que a su gusto hiciera los gastos. Mandó entonces preparar una opípara merienda, como tantas veces lo había hecho. Cuando después de merendar salieron de la casa, los amigos se formaron delante de él e iban cantando por las calles; y él, con el bastón en la mano como jefe, iba un poco detrás de ellos sin cantar y meditando reflexivamente. Y sucedió que súbitamente lo visitara el Señor, y su corazón quedó tan lleno de dulzura, que ni podía hablar, ni moverse, ni era capaz de sentir ni de percibir nada, fuera de aquella dulcedumbre. Y quedó de tal suerte enajenado de los sentidos, que, como él dijo más tarde, aunque lo hubieran partido en pedazos, no se hubiera podido mover del lugar. Como los amigos miraran atrás y le vieran bastante alejado de ellos, se volvieron hasta él; atemorizados, lo contemplaban como hombre cambiado en otro. Uno de ellos le preguntó, diciéndole: «¿En qué pensabas, que no venías con nosotros? ¿Es que piensan, acaso, casarte?» A lo cual respondió vivazmente: «Decís verdad, porque estoy pensando en tomar una esposa tan noble, rica y hermosa como nunca habéis visto otra». Pero ellos lo tomaron a chacota. Él, sin embargo, no lo dijo por sí, sino inspirado por Dios; porque la dicha esposa fue la verdadera religión que abrazó, entre todas la más noble, la más rica y la más hermosa en su pobreza.

 

Dejó de adorarse a sí mismo y comenzó a orar todos los días..

(8) Desde este momento empezó a mirarse como vil y a despreciar todo aquello en que antes había tenido puesto su corazón; todavía no de una manera plena, pues aún no había logrado librarse del todo de las vanidades mundanas. Mas, apartándose poco a poco del bullicio del siglo, se afanaba por ocultar a Jesucristo en su interior, y, queriendo ocultar a los ojos de los burlones aquella margarita que deseaba comprar a cambio de vender todas las cosas, se retiraba frecuentemente y casi a diario a orar en secreto. (TC 5-8).

 

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San Pablo también dijo:

SEÑOR, ¿QUÉ DEBO HACER?

Y el Señor le devolvió - la Vista –

a través de Ananías, es decir, a través de la Iglesia

 

Jesús también le dijo al Ciego:

¿QUÉ QUIERES QUE HAGA?

Señor - el ciego respondió - que tenga mi vista de nuevo

Así también tu puedes decir a partir de ahora:

SEÑOR QUE YO - VEA - TU VOLUNTAD

Para que la ponga en práctica, para tu Mayor Gloria y la salvación del mayor número de almas posibles.

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Para más Información

sobre QUÉ QUIERES QUE HAGA

de Francisco de Asís, lees a continuación

 

 Para el pequeño Mapa de un Gran Tesoro clica aquí

 

 

 

 

EN SÍNTESIS

 

Si todavía quieres saber lo que el Señor quiere de ti, Ven y sígueme - dice el Señor - (Mt 19,¡21ss) y tendrás un tesoro inagotable en el Cielo!

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