ALGUNAS ENSEÑANZAS
de los Santos con respecto a la Voluntad de Dios:
ÉPOCA PATRÍSTICA
Hacer la Voluntad de Dios es lo que Cristo cumplió y enseñó
«La voluntad de Dios, y para ello necesitamos de la voluntad de Dios, es decir, de su protección y ayuda, ya que nadie puede confiar en sus propias fuerzas, sino que la seguridad nos viene de la benignidad y misericordia divina. Además, el Señor, dando pruebas de la debilidad humana, que él había asumido, dice: Padre mío, si es posible, que pase este cáliz sin que yo lo beba, y, para dar ejemplo a sus discípulos de que hay que anteponer la voluntad de Dios a la propia, añade: Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya. La voluntad de Dios es la que Cristo cumplió y enseñó. La humildad en la conducta, la firmeza en la fe, el respeto en las palabras, la rectitud en las acciones, la misericordia en las obras, la moderación en las costumbres; el no hacer agravio a los demás y tolerar los que nos hacen a nosotros, el conservar la paz con nuestros hermanos; el amar al Señor de todo corazón, amarlo en cuanto Padre, temerlo en cuanto Dios; el no anteponer nada a Cristo, ya que él nada antepuso a nosotros; el mantenernos inseparablemente unidos a su amor, el estar junto a su cruz con fortaleza y confianza; y, cuando está en juego su nombre y su honor, el mostrar en nuestras palabras la constancia de la fe que profesamos, en los tormentos la confianza con que luchamos y en la muerte la paciencia que nos obtiene la corona.» (San CIPRIANO OBISPO, Del Tratado «Sobre la oración del Señor», en: “Oficio de Lectura” 20 de junio).
El Reino de los Cielos pertenece a aquellos que hacen violencia a su propia voluntad para hacer la de Dios
«Los que se hacen violencia por el Reino, lo conquistan (Cfr. Mt 11,12), y son palabras del Evangelio. Al decir hacer “violencia”, me refiero a los que hacen penitencia, buscan seguir las huellas de Cristo, se olvidan de sus gustos y del descanso para cumplir los mandatos de Jesús. Si quieres “alcanzar” el Reino de Dios, HAZTE VIOLENCIA y somete tu voluntad al suave yugo de Cristo.» (San BASILIO OBISPO, “Sobre la perfección espiritual”, en: “Oficio de Lectura” 13 de octubre - trasladado del día 12 - [edición franciscana]).
Hacer la Voluntad de Dios es sacrificarse a sí mismo
«Renunciar a la propia vida significa NO BUSCAR NUNCA LA PROPIA VOLUNTAD, sino la voluntad de Dios y hacer del querer divino la norma única de la propia conducta; significa también renunciar al deseo de poseer cualquier cosa que no sea necesaria o común.» (San GREGORIO DE NISA, en: “Oficio de Lectura” Sábado, XXVI semana del Tiempo Ordinario).
ÉPOCA MEDIEVAL
Cómo San Francisco de Asís explicaba la Voluntad de Dios
(y cómo él la entendía [clica aquí])
En los Libros del Evangelio
«Francisco confió (a un novicio): "También yo, hermano, sufrí la tentación de tener libros; pero para conocer la voluntad del Señor sobre este punto tomé el libro de los Evangelios y le pedí al Señor que me diera a conocer, en la primera página que yo abriese al azar, lo que Él quería de mí. Terminada mi plegaria, abrí el libro, y ante mis ojos apareció este versículo: A vosotros se os ha dado conocer el misterio del reino de Dios, pero a los otros todo se les dice en parábolas" (Mc 4,11)» (San FRANCISCO de ASÍS, "LP", no. 104).
En Obediencia a los superiores
«Y si alguna vez el súbdito ve que algo es mejor y de más provecho para su alma que lo que le manda el prelado, sacrifique lo suyo voluntariamente a Dios y procure, en cambio, poner por obra lo que le manda el prelado. Pues ésta es la obediencia caritativa (cf. 1Pe 1,22), porque cumple con Dios y con el prójimo (Adm 3,5-6)». «Pero, si el prelado le manda algo que está contra su alma, aunque no le obedezca, no por eso lo abandone (Adm 3,7)». «Pues hay muchos religiosos que, so pretexto de que ven cosas mejores que las que mandan sus prelados, miran atrás (cf. Lc 9,62) y tornan al vómito de la voluntad propia (cf. Pr 26,11; 2Pe 2,22); éstos son homicidas, y, a causa de sus malos ejemplos, hacen perderse a muchas almas (Adm 3,10-11)».
Amar a Dios es conformar tu voluntad a la Suya
«Indudablemente tú amas con toda el alma cuando cumples gustosamente, sin ninguna oposición, no lo que tú quieres, ni lo que el mundo aconseja, ni lo que sugiere la carne, SINO LO QUE TÚ SABES que QUIERE el Señor tu DIOS.. ama al Señor tu Dios con toda el alma, es decir, conforma en todo TU VOLUNTAD A LA VOLUNTAD DIVINA» (San BONAVENTURA, Obispo, en: “Oficio de Lectura” 26 de octubre del Tiempo Ordinario [edición franciscana]).
ÉPOCA MODERNA
Uno de los - verdaderos signos - de la Voluntad de Dios
«Esta es la verdadera señal de los hijos de Dios, que dejan su VOLUNTAD propria y hacen LA DE EL; y esto no en las prosperidades (que aquello poco es), mas en las adversidades, adonde vale más un "¡Gracias a Dios!", un "¡Bendito sea Dios!", que tres mil gracias y bendiciones de prosperidades» (JUAN DE ÁVILA, "Obras Completas" tomo 1, La Editorial Católica, S. A., Madrid, 1952, segunda parte, carta 81).
Así como el que muestra y promete una piedra preciosa y luego no la da, así también el que promete y no hace la Voluntad de Dios (Cfr. Ecl 5,4)
«Tengo yo para mí – dice Santa Teresa de Ávila – que la medida del poder llevar gran cruz o pequeña es la del amor. Así que, hermanas, si le tenéis, procurad no sean palabras de cumplimiento las que decís a tan gran Señor, sino esforzaos a pasar lo que Su Majestad quisiere. Porque si de otra manera dais la voluntad, es mostrar la joya e irla a dar y rogar que la tomen, y cuando extienden la mano para tomarla, tornarla Vos a guardar muy bien». (TERESA DE ÁVILA, “Camino de perfección”, cap. 32).
Cómo encontrar la Voluntad de Dios con certeza
«Encontrarás tan seguramente la Voluntad de Dios como por el camino de esta humilde Obediencia» (San FRANCISCO DE SALES, "Introducción a la vida devota", cap. 4).
Nosotros sólo tenemos la voluntad, a la que debemos renunciar por la de Dios
«Siempre que el hombre se ejercita en actos de virtud, ayudado de la divina gracia, de la que procede todo bien, tenga presente esto: que ejerciendo el pleno dominio de su libertad complace a Dios, pero, SI RENUNCIA a SU VOLUNTAD para colocarse en los brazos amorosos del Señor, le agrada más» (San JOSÉ DE COPERTINO, en: “Oficio de Lectura” 18 de septiembre del Tiempo Ordinario [edición franciscana]).
ÉPOCA POSMODERNA
Hacer la Voluntad de Dios es alcanzar el grado de Gloria que Dios nos prometió
«Deseo cumplir perfectamente vuestra voluntad (o Señor) y alcanzar el puesto de gloria que me habéis preparado en vuestro reino. En una palabra, deseo ser santa.. Os pido.. que seáis vos mismo mi santidad» (SANTA TERESITA DE LISIEUX, “Acto de Ofrenda al Amor Misericordioso”, J. M. J. T., en:*
*véase -> sitio web de Corazones
La vocación no se encuentra simplemente con la reflexión, sino después de haber orado
«Cuál es el lugar de cada uno. Esta es la pregunta vocacional y […] La pregunta vocacional no puede ser contestada sólo a base de un autoexamen y de un análisis de los posibles caminos. La solución debe ser pedida en la oración». (SANTA TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ, "Obras Completas I. Escritos autobiográficos y cartas", Carta no. 298 A Rosa Magold, Editorial Monte Carmelo, Burgos 2002, p. 945).
Hacer la Voluntad de Dios para la mayor Gloria de Dios y la Salvación de las Almas
«Cuanto más cumplirás la voluntad de Dios, más aumentarás la gloria de Dios y salvarás, santificarás tu alma y la de los demás». (SAN MAXIMILIANO MARÍA KOLBE. "L’Innamorato di Maria", Ediz, Shalom, Ancona 2009, p. 340 [nuestra traducción]).
La Perfección y la Santidad consisten en cumplir la Voluntad de Dios
«Toda aspiración a la perfección y toda la santidad consisten en cumplir la voluntad de Dios. El perfecto cumplimiento de la voluntad de Dios es la madurez en la santidad». (SANTA FAUSTINA KOWALSKA, "Diario", Segundo Cuaderno, 29 de junio de 1936).